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Los famosos procesos internos

Image by pch.vector on Freepik
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En los últimos artículos hemos abordado cómo establecer procesos y a quién involucrar en los mismos; para cerrar el año nos gustaría guiarte en una reflexión sobre los famosos procesos internos que, de forma interna, nos ayudan a tomar decisiones y prepararnos para asumir nuevos retos.

 

Si observas el mundo con atención te darás cuenta que los procesos están siempre presentes, ya que, cómo sabemos, estos nos ayudan a estandarizar formas de actuar, disminuir errores e incluso nos brindan seguridad.

 

Esto no es diferente de forma interna, ya que para ejecutar nuestras tareas diarias nuestro cerebro nos guía también en la ejecución de procesos.

 

Revisemos nuestro proceso de toma de decisiones, nos gustaría que pensarás por un momento en alguna situación difícil que hayas enfrentado en el año y qué herramientas pusiste en práctica para resolverla. Cuando te haces consciente de esto, entiendes mejor cómo funcionan tus procesos de solución de problemas, por ejemplo:

 

  1. Describí lo que estaba pasando
  2. Analicé tres posibles soluciones
  3. Implementé la solución más viable de acuerdo con el tiempo y los recursos con los que contaba
  4. Observé los resultados y cambié la estrategia cuando fue necesario
  5. Reflexioné sobre cómo logré esto y qué cosas nuevas aprendí

 

Si lees esta lista con atención, probablemente te des cuenta que ejecutas estos procesos de forma automática, tal vez no es necesario que lo documentes o que lo analices a profundidad en cada ocasión, sin embargo, tomar un tiempo para pensar en el proceso que utilizamos para tomar decisiones, nos ayuda también a evaluar qué tan efectivos somos en esos momentos y crear estrategias para que cada que se presente un conflicto o situación compleja podamos hacerlo mejor.

 

También te ayuda a reflexionar en cómo te adaptas al cambio proveniente de tus decisiones, es decir, puedes analizar cómo te sientes en cada proceso de toma de decisión, considera los siguientes indicadores emocionales:

 

  1. ¿Siento comodidad con la decisión que tomé?
  2. ¿Requiere algún esfuerzo adicional de mi parte? ¿Tengo disposición para hacer ese esfuerzo?
  3. ¿Quiénes están involucrados en la decisión? ¿La apoyan? ¿Es benéfica para todos?

 

Cuando consideras estos factores puedes prepararte emocionalmente para lo que significa implementar la decisión, por ejemplo, tal vez decidiste cambiar de trabajo, esto tiene implicaciones emocionales importantes ya que te adaptarás a otro entorno y otras personas; saber de antemano que podrías enfrentar cierta incomodidad es útil para prepararte.

 

Toma un tiempo para revisar de forma periódica tus procesos de toma de decisiones, cómo las aplicas y qué resultados te dan. Presta atención a tus emociones y a las consecuencias, si con frecuencia obtienes malos resultados o distintos a los que esperabas, o bien, si terminas por sentir incomodidad con tus decisiones, entonces esto podría ser indicativo de que tu proceso necesita modificarse.

 

Monitorear nuestros procesos internos nos ayuda también a crear menos procesos externos, adaptarnos a ellos y ser conscientes del impacto que tiene su aplicación; aprende primero de ti y lleva esto a otros ámbitos de tu vid

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